Activismo corporativo no, mejor responsabilidad social
10/17/2024
Activismo corporativo ¿perdona?
Noemí González Eguizábal
Ayuda a empresas tanto a nivel estratégico (planes de marketing, sostenibilidad y comunicación), como a nivel ejecutivo, (diseñando y desarrollando acciones y eventos sostenibles, la creación de contenidos). Siempre con una perspectiva sostenible y de género.

El activismo no puede ser corporativo

Hoy quiero hablar del activismo corporativo y por qué no debería utilizarse este término. Os pongo en situación.

Hace un par de semanas estuve en un evento de Marketing, voy a pocos. Los eventos, encuentros y charlas en general me parecen poco innovadores,  pero siempre, siempre, siempre saco algunas ideas y siempre, siempre, siempre aprendo nuevos conceptos que me resultan muy  sorprendentes y no siempre son sorpresas agradables. En general estas sorpresas tienen que ver con nuevos términos o conceptos que lo único que hacen es vaciar de significado palabras (puedes leer mi carta a papá noel y los reyes magos para saber más)

El caso es que, de vez en cuando, voy a estos saraos… de marketing, estrategia…, hay que estar al día, conocer nuevas tendencias, nuevas visiones empresariales, nuevos conceptos…  

Hoy por hoy, y por eso voy,  todos estos eventos tienen como tema principal la sostenibilidad relacionada con el sector en cuestión: casos de éxito (a veces no muy sostenibles), cómo la aplican las organizaciones, como hacen que sus productos sean más sostenibles, cómo los venden (aquí el tema greenwashing es un temazo). La sostenibilidad está de moda. 

Y, al estar de moda, muchos conceptos e ideas se desproveen de su significado real u original. Ya no vale con tener un departamento o un plan RSC (Responsabilidad social corporativa), ahora se lleva más el ESG (Environmental, society and government) (que me alguien me explique la diferencia).

Y ¿qué pasa? que, como estos términos ya no tienen credibilidad, gracias a un uso poco fiel a su objetivo inicial, hay que buscar otros conceptos, otras expresiones que vaciar de contenido.

Ahora las multinacionales, las grandes empresas, de la mano de los marketinianos, han buscado un nuevo término impactante, llamativo y ese es el activismo corporativo, qué según el Pacto Mundial: es aquel movimiento por el que las empresas se posicionan como agentes de cambio positivo sobre cuestiones clave que atañen a toda la sociedad y sus grupos de interés

Suena guay, verdad, pero ¿por qué no me gusta? ¿por qué me parece poco honesto? ¿por qué le dedico este espacio en mi web?

¿Qué es el activismo?

Empecemos por ver qué se entiende por activismo.

Según la RAE:

De activo e -ismo; cf. al. Aktivismus.

  1. m. Tendencia a comportarse de un modo extremadamente dinámico.
  2. m. Ejercicio de proselitismo y acción social de carácter público, frecuentemente contra una autoridad legítimamente constituida.
  3. m. Fil. Doctrina según la cual todos los valores están subordinados a las exigencias de la acción y de su eficacia.

Según en Consejo de Europa:

La palabra “activismo” se encuentra tan sólo en los últimos 100 años, al menos en su uso actual, y se deriva de “ser activo”. Un activista es alguien que está activo en una campaña a favor del cambio, normalmente en cuestiones políticas o sociales. Activismo es lo que hacen los activistas, es decir, los métodos que utilizan para llevar a cabo sus cambios.

Y según la wikipedia:

El activismo o militancia es la dedicación intensa a alguna línea de acción en la vida pública, ya sea en el campo social, como en lo político, ecológico, religioso, economía u otro. También se entiende por activismo la estimación primordial de acción, en contraposición al quietismo.1

Reflexión

Así que podemos decir que el activismo es la práctica de tomar acción directa y decidida para promover, oponerse o influir en cambios sociales, políticos, económicos o ambientales

Los activistas son personas que tienen un modo de vida en el que generan conciencia y movilizan a la sociedad hacia una causa específica, en la que creen y están convencidos/as mejorará la sociedad. El activismo nace de dentro, de una necesidad de cambiar el orden establecido, siendo totalmente necesario y fundamental para la evolución de la comunidad, para ganar derechos.

Lo que es indudable es que el objetivo del activismo es impulsar un cambio en las políticas, comportamientos o estructuras que se consideran problemáticas o injustas. 

Lo más importante es que busca a través de sus acciones hacer presión (en mayor o menor medida) sobre quienes tienen poder para implementar los cambios. Es decir, es romper con el poder establecido, cambiarlo, modificarlo para mejorar la situación colectiva de un grupo más vulnerable, frente a quien detenta el poder. 

Puede abordar una amplia gama de temas, como derechos humanos, justicia social, cambio climático, igualdad de género. La acción puede ser a nivel individual o colectivo.

El activismo supone un compromiso moral con la causa. Es, en esencia, un esfuerzo por transformar la realidad actual para construir un futuro más justo y/o equitativo.

En definitiva, el activismo es una acción que realizan las personas, en base a sus valores, a sus preocupaciones y buscan un cambio social, una mejora para las personas. Implica, irremediablemente, una oposición al orden establecido, a la “normalidad”, una “lucha” contra el poder. 

Se es activista de muchas maneras: con la forma en la que consumimos, dónde gastamos el dinero, a través de protestas, de charlas, de recogida de firmas,  pero también a través del arte, ya sea literatura, pintura, cine….

Igualmente, el activismo se relaciona con movimientos sociales, ya sean organizados o no, parte de unas personas con valores afines, con perspectivas similares frente a lo que se considera una injusticia.

En general, este concepto se asocia con fuerza, cambio, voluntad, compromiso, valentía, pasión, persistencia, empatía, resiliencia, inspiración , crítica, solidaridad

Activismo corporativo

… ¿será esta percepción la que quieren conseguir las empresas adoptando este término?

Ya está bien, una gran empresa no es activista, es una empresa, puede tener mayor o menor compromiso con ciertos temas sociales y ambientales. Una empresa, si bien es un colectivo, no es colectivo de personas que se hayan unido por una motivación de cambio social, son seleccionadas para desarrollar un trabajo remunerado.

Ya está bien de adoptar conceptos potentes, llenos de historia, de valentía , necesarios para el cambio de la sociedad, para avanzar (en algunos casos), con el único fin de que inconscientemente relacionemos a la empresa con el concepto, y que lo único que van a conseguir es vaciar la palabra activismo de significado. 

Va a pasar como con la sostenibilidad, una palabra tan manida que ya no significa nada ( y significa de todo)

Buenas intenciones del activismo corporativo

No niego la buena intención de algunas organizaciones, donde cuentan con personas que quieren que la empresa sea un agente de cambio ( aunque es difícil que lo sea), y es genial, es genial que una compañía se comprometa con una cuestión que beneficia a la sociedad en general y no quiero dudar en que lo hagan bien, que le dediquen recursos y esfuerzo e incluso que consigan cambios tanto dentro como fuera, pero, por favor, no lo llamemos activismo corporativo. Llamémoslo compromiso, responsabilidad, cometido… lo que quieran pero, por favor, no lo llamemos activismo corporativo. 

Si una empresa utiliza este término, a mí, me genera escepticismo, lo relaciono con greenwashing y/o marketing disfrazado, me resta credibilidad, y empeora la imagen de la empresa, sobre todo si son grandes empresas y más todavía si es una multinacional. 

Alternativas al término activismo corporativo

Si lo que la empresa quiere es apostar y aportar en términos de sostenibilidad (entendiendo la dimensión social y ambiental) es importante apoyar la causa que deseen desde todos los ámbitos de la empresa, desde toda la cadena de valor. Para esto existe el plan de sostenibilidad, donde analizar la situación actual y proponer acciones en todos los ámbitos, incluyendo la comunicación. Y, entonces, cuando ya se tenga un compromiso real, entonces podemos decir que la empresa se preocupa por ciertas causas y podemos nombrarlo y comunicarlo. Aquí te dejo algunas propuestas:

  • Responsabilidad social corporativa: Este término, que está un poco denostado, quería y debería reflejar un enfoque en la gestión ética de la empresa, priorizando el impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente.
  • Sostenibilidad empresarial: Enfatiza que la empresa no solo cumple con sus responsabilidades legales, sino que también busca mantener prácticas que aseguren su continuidad a largo plazo, beneficiando tanto al medio ambiente como a la sociedad en general, incluyendo los grupos de interés.
  • Compromiso empresarial con la sostenibilidad: Un enfoque que comunica claramente la intención de la empresa de involucrarse de manera genuina y continua en prácticas sostenibles.
  • Liderazgo responsable: Este término pone de relieve el papel de la empresa en la adopción de prácticas responsables y su intención de poder inspirar a otros (si quieres ser un/a líder sostenible lee esto)

Cada uno de estos términos tiene un matiz diferente, pero todos transmiten la idea de una implicación activa de las empresas en el camino hacia la sostenibilidad, sin utilizar términos como el activismo y dejando esta palabra con su significado para lo que realmente es. 

 

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