09/15/2025
Reconectar: la R que faltaba en la sostenibilidad
Noemí González Eguizábal
Ayuda a empresas tanto a nivel estratégico (planes de marketing, sostenibilidad y comunicación), como a nivel ejecutivo, (diseñando y desarrollando acciones y eventos sostenibles, la creación de contenidos). Siempre con una perspectiva sostenible y de género.

Reconectar: la R que faltaba en la sostenibilidad

En este mundo acelerado, la adicción a las pantallas, las prisas y la exigencia de productividad constante nos desconectan del cuerpo, de los demás y de la naturaleza.

Para vivir de forma más plena y feliz, necesitamos volver a reconectar con nuestro cuerpo. ¿Te has fijado en cómo cambia tu estado de ánimo cuando paseas sin móvil, escuchas de verdad a tu cuerpo o te permites sentir la calma de un entorno natural?

En este mundo tan ruidoso, reconectar con el cuerpo y con una misma, con uno mismo, es un acto de resistencia y de cuidado. Una conexión profunda con nuestro ser no solo trae paz interior, sino que también nos abre la puerta a vivir de forma más consciente y respetuosa con el entorno y con las personas.

¿Qué pasaría si empezáramos a darnos más momentos de reconexión en nuestro día a día? ¿Cómo cambiaría nuestra forma de relacionarnos con nosotros mismos, con los demás y con el planeta?

Reconectar para transformar nuestra vida cotidiana

Quizá empezaríamos a dormir más profundamente, quizá a comer de manera más saludable y, por qué no, empezar a escuchar de verdad a los demás. Reconectar nos lleva también a ser más sostenibles: si descansas bien, tienes más energía para actuar desde la calma y no desde la urgencia. Si comes de manera más consciente y más natural, reduces el desperdicio alimentario y los envases. Y , si escuchas de verdad, desarrollarás la empatía y compasión.

Entonces, casi sin darnos cuenta, nos volvemos más sostenibles. 

Cuidamos el medio ambiente:  Al tener más calma tus compras se vuelven menos impulsivas, más conscientes,  valoras más lo que tienes y dejamos de necesitar tanto para sentirnos bien. Al cuidar la alimentación, optamos por productos frescos, de proximidad y con menos envase, lo que reduce nuestros residuos.

Y no olvidemos la dimensión social: al cultivar la empatía y la compasión, también cuidamos a las personas de nuestro entorno y, en última instancia, a la sociedad en su conjunto.

Recuerda que la sostenibilidad no es sólo el entorno natural, sino también las personas. 

Reconectar como nueva R de la sostenibilidad

Seguro que ya conoces la regla de las 3R, pero la recordamos:

  • Reducir
  • Reutilizar
  • Reciclar 

Y en este orden. Hace un tiempo, ya hablé de la Regeneración como una cuarta R para cuidar el medio ambiente.

Regenerar significa recuperar lo que se ha perdido, volver a crear ecosistemas dañados y devolverle a la tierra lo que le hemos quitado. No es algo opcional ni complementario, es esencial para la vida en el planeta. 

Hoy quiero proponerte una nueva R: Reconectar. El cuidado del entorno empieza con el cuidado de uno/a mismo/a, ¿cómo respetar a los demás sino nos respetamos? ¿cómo empatizar con las personas sino empatizamos con nosotras/nosotros mismas/os? .

Mi propuesta es, a la vez que aplicas la regla de las 3rs (y promueves la regeneración) ¿por qué no intentas reconectar? Seguro que cuando vuelvas a sentir la conexión contigo, tu mirada y acciones hacia fuera se vuelven más amables y calmadas.

Reconectar es el suelo fértil desde el que crecen las demás R.

Herramientas para reconectar

¿Y cómo se hace esto de reconectar?

Seguro que lo has sentido con el contacto con la naturaleza, ya sea pasear por un bosque, cuidar las plantas, sentir la tierra entre las manos o contemplar el cielo nocturno. La naturaleza nos recuerda quiénes somos y a qué pertenecemos

Mi favorita es la meditación, que practico desde hace años, y desde hace un tiempo lo hago de manera muy regular (me encantaría decir que diaria, pero a veces no lo consigo y está bien). La meditación me ayuda a entrenar la atención, a parar la corriente desbordante de pensamientos y a descansar en la calma. A hacerme preguntas y obtener respuestas, a sentir el cuerpo y qué necesita.

Otra herramienta es la respiración consciente, donde paramos unos minutos a observar como entra y sale el aire del cuerpo. Y otra de mis favoritas es el movimiento consciente, que puede ser a través del yoga, el baile o el caminar. 

Ambas, tanto la respiración como el movimiento, no dejan de ser otras formas de meditar.

Y te explico como entiendo la meditación, meditar es el juego de la atención: decidir donde poner la atención y observar qué ocurre. Y, como todo juego, es algo que se disfruta más cuando lo hacemos sin expectativas ni exigencias.

Evidencia científica y experiencia personal

No hablo solo desde la experiencia personal. Existen numerosos estudios científicos que demuestran los beneficios de la meditación y la atención plena. Practicarla de manera constante ayuda a reducir el estrés, mejorar la calidad del sueño, regular la presión arterial, prevenir recaídas en depresión y mejorar la concentración.

A nivel personal, puedo asegurarte que funciona. Desde que medito con más regularidad —a veces todos los días, otras no tanto— me siento con más energía, más feliz y calmada. Tengo la capacidad de observar las situaciones desde otra perspectiva, sin que me afecten tanto como antes, y con una mirada más amorosa hacia mí misma y hacia los demás.

Reconectar es, en mi experiencia, una medicina para el cuerpo y la mente y una semilla para el planeta.

Reconectar también en lo colectivo

Cuando hablamos de reconexión, solemos pensar en la dimensión individual. Pero ¿te imaginas lo que supondría aplicarla en empresas y organizaciones?

Si una persona que reconecta consigo misma mejora sus hábitos, su manera de relacionarse y su bienestar, una organización que apuesta por la reconexión puede transformar la cultura de trabajo, fomentar la cooperación, la escucha y el respeto, y además orientar sus decisiones hacia un impacto más sostenible.

Por eso, en mi página de Reconectar propongo talleres tanto para personas a nivel individual como para empresas y organizaciones.

Porque la sostenibilidad necesita corazones calmados, mentes claras y equipos conectados con lo que hacen.

Reflexión final

Reconectar no es un lujo, es una necesidad. En un mundo que nos empuja a correr, competir y producir sin descanso, parar y volver a sentirnos vivos es un acto de resistencia.

Cuando cultivamos la calma y el amor dentro, lo reflejamos fuera: en nuestras relaciones, en la forma en que consumimos y en cómo cuidamos del planeta.

Por eso me gusta recordar esta frase:

“Solo cuando encontramos la calma interior y el amor del corazón, podemos mirar hacia afuera con más cariño, respetando y cuidando a las personas y al entorno.”

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